La Diabetes es una enfermedad metabólica que se caracteriza por una disminución en la utilización de la Glucosa contenida en los alimentos y por tanto en un incremento de sus niveles en sangre dando lugar a un cuadro de Hiperglucemia que puede desencadenar en múltiples dolencias orgánicas, tales como fallo renal, cataratas, accidentes cardio y cerebro vasculares, etc. Aunque con los medios que la medicina cuenta en la actualidad es difícil que pueda originarse la muerte, si debemos tener en cuenta que la calidad de vida del diabético es bastante deficiente ya que le genera grandes dependencias de tipo nutricional, médicas y farmacológicas.
La Diabetes es un proceso que está ligado íntimamente al funcionamiento de una hormona, la Insulina. La Insulina es una proteína que es producida por las células Beta de los Islotes de Langerhans en nuestro páncreas. Esta proteína se une a las moléculas de Glucosa poniéndola a disposición de nuestras células para que sea utilizada en la producción de la energía necesaria para la correcta realización de las funciones orgánicas. Es por tanto una sustancia transportadora de la glucosa.
La Glucosa es un azúcar obtenido a partir de los Hidratos de Carbono de nuestra dieta. Se absorbe en el intestino y pasa a la sangre. En ayunas, sus valores oscilan entre los 70-110 mg/ dl de sangre, pudiendo incrementarse enormemente después de una comida. Cuando hacemos un ayuno prolongado, la Glucosa se obtiene a partir de los depósitos de Glucógeno existentes en nuestro Hígado y en los músculos.
Un incremento de los niveles de Glucosa en nuestra sangre, es decir, una Hiperglucemia, estimula a nuestro Páncreas para la liberación de la Insulina que se encarga de llevar esta Glucosa a los diferentes órganos y tejidos corporales. ¿ Que pasa cuando nuestro organismo no utiliza toda la Glucosa que ha sido absorbida para la producción de energía ?. Nuestro cuerpo es un sistema ahorrativo, es decir, tiende a almacenar este excedente de energía no consumido por si fuera necesario utilizarlo en otro momento. Y lo hace formando grasas que se acumulan en el tejido subcutáneo, vísceras y músculos. Cuando esta situación se repite de una manera reiterada y no se acompaña de un incremento del gasto Energético nos encontramos con la aparición de cuadros de Sobrepeso y Obesidad.
Desde un punto de vista de su origen podemos distinguir dos grandes grupos de Diabetes. Por un lado está la Diabetes Tipo I originada por una falta de producción de Insulina por parte del Páncreas. Las causas de este tipo de Diabetes no están del todo claras. Puede deberse a alteraciones de tipo auto inmune que cursan con la destrucción de los Islotes de Langerhans. También está asociada a factores de tipo genético y hereditarios. La consecuencia de esto es una falta de producción de Insulina y un cuadro de Hiperglucemia asociado.
Desde un punto de vista nutricional nuestro interés está centrado en la Diabetes tipo II llamada también Diabetes Mellitus. Este tipo de Diabetes no se presenta de golpe, se va desarrollando lentamente en el tiempo y se debe a una resistencia que se crea al uso de la Insulina por parte de las células de nuestro cuerpo. Nos volvemos insulino resistentes y por tanto la Glucosa se acumula en la sangre dando lugar a la Hiperglucemia Diabética. La principal causa de esto es el exceso de grasa que se almacena en nuestro organismo.
La Diabetes es por tanto, un proceso ligado claramente a la Obesidad. Hasta hace unos años era un proceso asociado a personas de mediana edad, con marcado sobrepeso, un estilo de vida sedentario y con picos de estrés ocasional. Lo dramático de este proceso es que cada vez afecta a mayor cantidad de personas y que la edad de desarrollo de la enfermedad ha bajado substancialmente, produciéndose cada vez más en niños y jóvenes.
En un principio este proceso no presenta una sintomatología clara, pasando bastante desapercibida. Su detección muchas veces se hace mediante análisis de sangre rutinarios en los cuales los niveles de Glucosa en ayunas están por encima de los 125 mg/dl. Cuando el cuadro diabético ya está instalado si podemos observar un incremento en el apetito y la sed, hormigueos frecuentes en manos y pies, visión borrosa, infecciones frecuentes en la piel y vejiga de la orina, una mayor dificultad en la cicatrización de las heridas, mayor sensación de cansancio de lo habitual, micciones más frecuentes y abundantes, etc
Desde un punto de vista nutricional, la Diabetes es un proceso que responde muy bien cuando modificamos nuestra alimentación y estilo de vida. Una alimentación adecuada contribuye de manera decisiva a la prevención de este proceso y, desde luego, es imprescindible en las personas que padecen la enfermedad. A continuación os propongo un par de recomendaciones dietéticas que pueden ayudar a su prevención.
Lo primero que debemos tener muy claro es que en la mayoría de los casos, la lucha contra la Diabetes es una lucha contra la Obesidad. Conviene recordar que la insulino dependencia es un proceso que se enmarca en individuos con un exceso de grasa corporal.
Como primera recomendación indicar una drástica reducción en el consumo de alimentos de alto Índice Glucemico ( el pasado mes de Septiembre publique en este blog un artículo relacionado con este tema ). Reduciremos el consumo de azucares refinados, miel, bollería industrial, pasta, bebidas carbonatadas, etc, que cambiaremos por otros cuya velocidad de absorción y formación de Glucosa sea más lento, como los alimentos ricos en fibra soluble e insoluble, que además favorecen el tránsito intestinal. Así debemos incrementar el consumo de verduras de todo tipo que además son ricas en vitaminas y minerales
En este sentido es importante una reducción del aporte calórico proporcionado por los Hidratos de Carbono de nuestra dieta y un incremento en el consumo de alimentos más ricos en proteína, como las carnes, pescados o huevo. Por otro lado, a menos que seas diabético diagnosticado, no debes prescindir de la fruta ya que nos va a aportar las vitaminas y minerales que nuestras células necesitan para realizar sus funciones. Ahora bien, dentro de las frutas debemos tener en cuenta que las hay con menor contenido en azucares como los frutos rojos ( fresa, frambuesa, arándano, cereza ) y los cítricos ( naranja, mandarina, pomelo ) y las de mayor contenido en azucares como el plátano, mango, papaya, etc.
La segunda recomendación consiste en incrementar el gasto calórico general. Es muy importante evitar a toda costa el sedentarismo e incorporar a nuestra rutina diaria el ejercicio moderado. Practicar deporte a diario es un seguro de vida, no solo en el caso de la diabetes sino también en otro gran grupo de patologías sobre todo de tipo cardiovascular y degenerativas. No se trata de machacarnos. Basta con 30 minutos diarios de ejercicio suave, aeróbico que nos permita incrementar nuestra masa muscular y poner a nuestro cuerpo en la configuración necesaria para quemar mejor la grasa acumulada.
Debemos salir con una idea clara. Es preferible que nuestro organismo obtenga la energía a partir de nuestras reservas de grasa que no a partir de un exceso de calorías aportadas con la dieta. Siguiendo estas dos sencillas recomendaciones reduciremos drásticamente la aparición de la Diabetes y las molestas consecuencias que tiene para nuestra calidad de vida.
Fdo: Luis González Martín
Desde un punto de vista nutricional nuestro interés está centrado en la Diabetes tipo II llamada también Diabetes Mellitus. Este tipo de Diabetes no se presenta de golpe, se va desarrollando lentamente en el tiempo y se debe a una resistencia que se crea al uso de la Insulina por parte de las células de nuestro cuerpo. Nos volvemos insulino resistentes y por tanto la Glucosa se acumula en la sangre dando lugar a la Hiperglucemia Diabética. La principal causa de esto es el exceso de grasa que se almacena en nuestro organismo.
La Diabetes es por tanto, un proceso ligado claramente a la Obesidad. Hasta hace unos años era un proceso asociado a personas de mediana edad, con marcado sobrepeso, un estilo de vida sedentario y con picos de estrés ocasional. Lo dramático de este proceso es que cada vez afecta a mayor cantidad de personas y que la edad de desarrollo de la enfermedad ha bajado substancialmente, produciéndose cada vez más en niños y jóvenes.
En un principio este proceso no presenta una sintomatología clara, pasando bastante desapercibida. Su detección muchas veces se hace mediante análisis de sangre rutinarios en los cuales los niveles de Glucosa en ayunas están por encima de los 125 mg/dl. Cuando el cuadro diabético ya está instalado si podemos observar un incremento en el apetito y la sed, hormigueos frecuentes en manos y pies, visión borrosa, infecciones frecuentes en la piel y vejiga de la orina, una mayor dificultad en la cicatrización de las heridas, mayor sensación de cansancio de lo habitual, micciones más frecuentes y abundantes, etc
Desde un punto de vista nutricional, la Diabetes es un proceso que responde muy bien cuando modificamos nuestra alimentación y estilo de vida. Una alimentación adecuada contribuye de manera decisiva a la prevención de este proceso y, desde luego, es imprescindible en las personas que padecen la enfermedad. A continuación os propongo un par de recomendaciones dietéticas que pueden ayudar a su prevención.
Lo primero que debemos tener muy claro es que en la mayoría de los casos, la lucha contra la Diabetes es una lucha contra la Obesidad. Conviene recordar que la insulino dependencia es un proceso que se enmarca en individuos con un exceso de grasa corporal.
Como primera recomendación indicar una drástica reducción en el consumo de alimentos de alto Índice Glucemico ( el pasado mes de Septiembre publique en este blog un artículo relacionado con este tema ). Reduciremos el consumo de azucares refinados, miel, bollería industrial, pasta, bebidas carbonatadas, etc, que cambiaremos por otros cuya velocidad de absorción y formación de Glucosa sea más lento, como los alimentos ricos en fibra soluble e insoluble, que además favorecen el tránsito intestinal. Así debemos incrementar el consumo de verduras de todo tipo que además son ricas en vitaminas y minerales
En este sentido es importante una reducción del aporte calórico proporcionado por los Hidratos de Carbono de nuestra dieta y un incremento en el consumo de alimentos más ricos en proteína, como las carnes, pescados o huevo. Por otro lado, a menos que seas diabético diagnosticado, no debes prescindir de la fruta ya que nos va a aportar las vitaminas y minerales que nuestras células necesitan para realizar sus funciones. Ahora bien, dentro de las frutas debemos tener en cuenta que las hay con menor contenido en azucares como los frutos rojos ( fresa, frambuesa, arándano, cereza ) y los cítricos ( naranja, mandarina, pomelo ) y las de mayor contenido en azucares como el plátano, mango, papaya, etc.
La segunda recomendación consiste en incrementar el gasto calórico general. Es muy importante evitar a toda costa el sedentarismo e incorporar a nuestra rutina diaria el ejercicio moderado. Practicar deporte a diario es un seguro de vida, no solo en el caso de la diabetes sino también en otro gran grupo de patologías sobre todo de tipo cardiovascular y degenerativas. No se trata de machacarnos. Basta con 30 minutos diarios de ejercicio suave, aeróbico que nos permita incrementar nuestra masa muscular y poner a nuestro cuerpo en la configuración necesaria para quemar mejor la grasa acumulada.
Debemos salir con una idea clara. Es preferible que nuestro organismo obtenga la energía a partir de nuestras reservas de grasa que no a partir de un exceso de calorías aportadas con la dieta. Siguiendo estas dos sencillas recomendaciones reduciremos drásticamente la aparición de la Diabetes y las molestas consecuencias que tiene para nuestra calidad de vida.
Fdo: Luis González Martín