Los ácidos grasos de cadena media (AGCM) son compuestos de origen lipídico que contienes de 6 a 12 átomos de carbono. Su principal característica, y lo que los hace tan particulares, es que se metabolizan de manera distinta a los ácidos grasos de cadena larga. Ello les da una gran importancia desde un punto de vista nutricional y para la obtención de la energía corporal.
Los AGCM más importantes son el Ácido Caprico, Ácido Caproico y Ácido Laurico que se encuentran en la leche de cabra, aceite de coco y aceite de palma. Estos compuestos tienen una característica común, son bastante más hidrosolubles que los ácidos grasos de cadena larga, por lo que su absorción a través de la membrana intestinal es mucho más rápida.
Las grasas son absorbidas en el Intestino Delgado. Para que esto se produzca es necesario que previamente sean parcialmente metabolizadas ya que de lo contrario, debido a su gran tamaño, no podrían ser absorbidas por la mucosa intestinal. De esta metabolización se ocupa la Lipasa Pancreática que es una enzima que ataca a las grasas descomponiéndolas en Triglicéridos y Ácidos Grasos. Para que esto ocurra es necesario que las grasas sean previamente emulsionadas de lo cual se encargan las sales biliares segregadas por el hígado. Este proceso es el más lento de toda la digestión y es lo que nos da esa sensación de digestión pesada cuando ingerimos muchas grasas.
Una vez descompuestas las grasas en Ácidos Grasos, son absorbidos por las células intestinales. En el interior de estas células vuelven a formarse los Triglicéridos que van a pasar al Sistema Linfático en forma de unos glóbulos llamados Quilomicrones que contienen también proteínas transportadoras. De aquí pasan a la sangre donde se distribuyen por los diferentes tejidos.
En el caso de los AGCM el proceso de absorción y por tanto de utilización es mucho más rápido. La mayoría de ellos son metabolizados en la boca y en el estómago, por lo que cuando llegan al intestino son ya tan pequeños que se absorben casi de inmediato. No pasan al sistema linfático sino que lo hacen directamente a la sangre por lo que su disposición por parte de los tejidos es muy rápida. A esto hay que unir el hecho de que estos compuestos, una vez que llegan a las células que necesitan energía, se utilizan de inmediato, mientras que los ácidos grasos de cadena larga, como el oleico, linoleico o esteárico, deben ser transformados previamente a su uso.
Otra característica de estos compuestos es que no se acumulan en el tejido adiposo blanco, que es el responsable de los depósitos de grasa que se generan en los cuadros de obesidad. Por contra se acumulan en el tejido adiposo marrón que se caracteriza por tener una grasa de mayor carácter termogénico y por tanto de mayor movilidad a la hora de quemarse para producir energía.
BENEFICIOS DEL CONSUMO DE AGCM
El aporte a nuestra dieta de estos ácidos grasos tiene bastantes efectos beneficiosos que debemos tener en cuenta a la hora de buscar una alimentación más sana y equilibrada.
En primer lugar, en los niños prematuros, o cuando las madres tienen problemas para desarrollar una lactación natural, se ha demostrado que la incorporación de estos compuestos a las leches maternizadas se evita la oxidación de los ácidos grasos insaturados, muy necesarios en esta época de la vida para favorecer la función visual y para el desarrollo del cerebro y de nuestro sistema nervioso.
Los ácidos grasos de cadena media favorecen la absorción del calcio. La concentración de calcio en sangre, indispensable para la formación y sostenimiento del esqueleto, así como para que se produzca la actividad muscular se ve incrementada en individuos que incorporan a su dieta AGCM procedentes por ejemplo de la leche de cabra, respecto a aquellos que consumen leche de vaca. Esto se debe a que este tipo de ácidos grasos forman con el calcio unas micelas de muy pequeño tamaño que son de mejor absorción en nuestro intestino.
Debido a su mecanismo de absorción, estos nutrientes no entran a formar parte de los quilomicrones que transportan a los Triglicéridos y grasas complejas como el colesterol por el sistema linfático. El consumo de soja y leche de cabra ha demostrado un importante descenso en la formación de Lipoproteínas de baja densidad ( LDL ) que son las responsables del depósito del colesterol en la pared de los vasos sanguíneos. Su incorporación a la dieta en sustitución de las grasas saturadas tiene un indudable efecto cardiosaludable.
Por último, estos nutrientes tienen un gran efecto termogénico, siendo muy utilizados por nutrólogos y dietistas en los programas de control de peso. Su mecanismo de actuación a este nivel es doble. por un lado influyen en el metabolismo de la glucosa. Su presencia en sangre induce una menor descarga de insulina, que es la hormona responsable de la metabolización de la glucosa para la producción de energía, que si no utilizamos se transforma en grasa que se acumula en el tejido adiposo subcutáneo y visceral. Pero por otro lado, estos compuestos actúan favoreciendo la movilización de los depósitos grasos ya existentes y por tanto incrementado la producción de energía a partir de las grasas acumuladas que se desprende en forma de calor.
Por todo lo que he comentado anteriormente, es muy recomendable la incorporación a nuestra dieta de estos nutrientes en sustitución de parte de las grasas saturadas que consumimos habitualmete. En el caso de los AGCM es algo más complicado que con otros nutrientes ya que no son muy abundantes en los distintos tipos de alimentos. Los podemos encontrar en la leche de cabra, aceite de coco, aceite de palma y en la soja entre otros.
En este caso lo que recomiendo es consumirlos por medio de suplementos alimenticios ya formulados y que suelen existir en herbolarios y parafarmacias al estilo de lo que se hace para la incorporación de ácidos Omega-3 y Omega-6. Su incorporación nos va a ayudar a controlar nuestro peso, a mejorar nuestro balance energético y además a proteger a nuestro sistema cardiovascular
Fdo: Luis González Martín
En el caso de los AGCM el proceso de absorción y por tanto de utilización es mucho más rápido. La mayoría de ellos son metabolizados en la boca y en el estómago, por lo que cuando llegan al intestino son ya tan pequeños que se absorben casi de inmediato. No pasan al sistema linfático sino que lo hacen directamente a la sangre por lo que su disposición por parte de los tejidos es muy rápida. A esto hay que unir el hecho de que estos compuestos, una vez que llegan a las células que necesitan energía, se utilizan de inmediato, mientras que los ácidos grasos de cadena larga, como el oleico, linoleico o esteárico, deben ser transformados previamente a su uso.
Otra característica de estos compuestos es que no se acumulan en el tejido adiposo blanco, que es el responsable de los depósitos de grasa que se generan en los cuadros de obesidad. Por contra se acumulan en el tejido adiposo marrón que se caracteriza por tener una grasa de mayor carácter termogénico y por tanto de mayor movilidad a la hora de quemarse para producir energía.
BENEFICIOS DEL CONSUMO DE AGCM
El aporte a nuestra dieta de estos ácidos grasos tiene bastantes efectos beneficiosos que debemos tener en cuenta a la hora de buscar una alimentación más sana y equilibrada.
En primer lugar, en los niños prematuros, o cuando las madres tienen problemas para desarrollar una lactación natural, se ha demostrado que la incorporación de estos compuestos a las leches maternizadas se evita la oxidación de los ácidos grasos insaturados, muy necesarios en esta época de la vida para favorecer la función visual y para el desarrollo del cerebro y de nuestro sistema nervioso.
Los ácidos grasos de cadena media favorecen la absorción del calcio. La concentración de calcio en sangre, indispensable para la formación y sostenimiento del esqueleto, así como para que se produzca la actividad muscular se ve incrementada en individuos que incorporan a su dieta AGCM procedentes por ejemplo de la leche de cabra, respecto a aquellos que consumen leche de vaca. Esto se debe a que este tipo de ácidos grasos forman con el calcio unas micelas de muy pequeño tamaño que son de mejor absorción en nuestro intestino.
Debido a su mecanismo de absorción, estos nutrientes no entran a formar parte de los quilomicrones que transportan a los Triglicéridos y grasas complejas como el colesterol por el sistema linfático. El consumo de soja y leche de cabra ha demostrado un importante descenso en la formación de Lipoproteínas de baja densidad ( LDL ) que son las responsables del depósito del colesterol en la pared de los vasos sanguíneos. Su incorporación a la dieta en sustitución de las grasas saturadas tiene un indudable efecto cardiosaludable.
Por todo lo que he comentado anteriormente, es muy recomendable la incorporación a nuestra dieta de estos nutrientes en sustitución de parte de las grasas saturadas que consumimos habitualmete. En el caso de los AGCM es algo más complicado que con otros nutrientes ya que no son muy abundantes en los distintos tipos de alimentos. Los podemos encontrar en la leche de cabra, aceite de coco, aceite de palma y en la soja entre otros.
En este caso lo que recomiendo es consumirlos por medio de suplementos alimenticios ya formulados y que suelen existir en herbolarios y parafarmacias al estilo de lo que se hace para la incorporación de ácidos Omega-3 y Omega-6. Su incorporación nos va a ayudar a controlar nuestro peso, a mejorar nuestro balance energético y además a proteger a nuestro sistema cardiovascular
Fdo: Luis González Martín